PAN DE BROA PORTUGUÉS

Esta entrada está dedicada a un buen hombre, a una bellísima persona que nos abandonó hace ahora un mes. Mi suegro, Don Augusto Gomes Ferreira. Él, como buen portugués, adoraba la broa.

Voy a hablar de la broa portuguesa o broa de milho (maíz).

La broa es un pan hecho de harina de maíz y harina de trigo o de centeno, elaborado tradicionalmente en Portugal, Galicia y Brasil.
De sabor y textura rústicos, es muy apreciado por su miga dura, compacta y cerrada, lo que hace que sea un pan que dura mucho tiempo en buenas condiciones. Aunque tenga la miga dura, al morderla se deshace. Tiene la corteza gruesa y dura y un sabor excelente.
Este pan estaba asociado a épocas de pobreza y carencia y sin embargo hoy día se come en los mejores restaurantes acompañando a platos típicos como las sardinas asadas o las sopas.




PAN DE BROA

100 ml. de leche entera (yo le he puesto semi desnatada)
200 ml. de agua
200 gr. de harina de maiz
300 gr. de harina de fuerza
1 cucharadita de levadura de panadero
2 cucharaditas de sal



En un bol grande se mezclan todos los ingredientes empezando por los líquidos, se va mezclando todo hasta que la masa se despegue de las manos.

Poner la masa en una superficie enharinada y amasar unos 10-15 minutos (cuanto más se amase un pan, más bueno sale). Amasar hasta que quede una masa elástica y firme.
Se pone en un cuenco aceitado (a mi se me olvidó ponerle el aceite, que todo hay que decirlo) se tapa con un film transparente y se deja reposar hasta que suba de volumen (yo lo he dejado unos 45 minutos).

Sacar la masa y amasarla otra vez por si tiene aire.
Se le da la forma del pan que deseemos obtener y se le hace unos cortes, se le echa harina de maíz por encima y se tapa con un paño para dejarlo reposar otra vez por espacio de 1 hora.

Ponemos el horno a calentar a 200 grados.
Pasado el tiempo de reposo, metemos el pan y lo dejamos cocer media hora.

Hoy, hablando con mi amigo Luis de "my european cake" de Facebook, me ha dicho que se sabe cuando un pan está echo, si al golpearlo con los nudillos suena a hueco y eso he hecho.
Mi pan estaba listo y la casa olía a gloria.

Mi suegro seguro que me está dedicando una de sus mejores sonrisas . . .